Una gaviota de Alesund, una increíble ciudad que tuvo que ser reconstruida por completo después de un incendio en 1904 la arrasara por completo… toda?… toda no. Como en las buenas historias, cuenta la leyenda que una casa quedó intacta en medio de las cenizas. Era la casa de un hombre muy devoto al cual se le había aparecido Dios avisándole de que un enorme accidente se cernía sobre la ciudad, también le dijo que no se preocupara, que a el no le pasaría nada. Dicho y hecho, el hombre en cuestión se quedó en el salón leyendo la biblia y su casa no fue devorada por las llamas. Los muebles corrieron peor suerte, puesto que su familia no le creyó y los sacaron a la calle donde se quemaron sin remedio.
En el incendio solo murió una persona, que volvió a su casa a por su cosas cuando el incendió ya se había apagado supuestamente.
Pues esa historia es muy parecida a la de Chicago. Allí hubo un incendio a principios del siglo XX que arrasó toda el centro de la ciudad, excepto una torre de distribución de aguas de la que hice una foto.
El incendio empezó, supuestamente, al ordeñar una vaca, que, ante semejante desparpajo, se rebotó y, con un cuerno, tiró un farol. Como todo era de madera, ardió … pero hubo muy pocas víctimas (la leyenda dice que ninguna, pero no lo creo).
Tras ello, los arquitectos de EEUU aprovecharon la catástrofe para, con la oportunidad de reconstruir la ciudad, poner en práctica ideas nuevas, como el rascacielos. El primer rascacielos de la historia se construyó en Chicago.
Curiosas las dos historias…a la vaca de Chicago no creo que la hicieran un monumento para recordarla…